Un saludo a todos los que me conocen


Hace muchos años, alguien iluminó mi mundo: “Es una película chiquita, pero hermosa”, me dijo. Y sólo con esas palabras me abrió las puertas del gran universo creativo que es Michel Gondry. Cuando terminó la película en cuestión, y con los ojos aún llorosos, entendí a la perfección el concepto que me había querido transmitir aquella preciosa dama.

Desde allí y hasta entonces, he visto millones de películas más. Exceptuando al querido Gondry (y exceptuando su olvidable Be kind rewind), nunca más pude aplicar ese concepto a otra película. Esto es hasta el pasado viernes, hasta mi encuentro con la tierna Me, you and everyone we know.

Sí, es una película de personajes entrelazados. Ese maldito recurso con el que Alejandro González Iñárritu nos dejó secos y hartos, que se vale de accidentes automovilísticos y demás “causalidades”, acá se implementa con naturalidad y eficacia. El ojo femenino que se posa tras el lente de esta película filma con el tacto necesario para plantar distintos personajes en escena y no pecar de forzosa “azarosa coincidencia”.

Tiene tan pocas pretensiones de cambiar el mundo del que la mira, de ganarse una estatuilla o de ser la revelación del cine mundial que logra tocar la fibra del espectador por medio de un olvidado sentimiento del cine: la sensibilidad. Será por lo poco viciados que están los actores, por la falta de predictibilidad emocional que tiene el guión o por lo low-budget que es todo. Cualquiera sea la razón, es refrescante sentir que entre tanto Michael Bay y remake de cine foráneo queda espacio para producciones cuya única intención es hacerte pasar un momento ameno.

2 comentarios:

Axel-O-Rama dijo...

Bienvenida al fantástico mundo blogger. Vamos por más!

Lisandro Capdevila dijo...

Grace es suave como el silk, o aún más suave, está hecha del material de las nubes.

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