You won't be fooled by this


La primera vez que escuché (sobre) The Strokes los odié. Flameando la bandera del prejuicio, me enarbolé contra la cruzada en contra de lo nuevo por lo nuevo; esa gran frase del decadente Horvilleur “que escuchan música que está por venir” representaba toda esa camada de gente cuya presencia y opiniones no podía/puedo soportar, claro, mucho menos su música. Fuckin newbies.

Pasada la euforia, caída la venta de remeras y transcurrido el BUE de ese año, los volví a escuchar, los escuché debería decir. Y bueno, es sabido, los amé.

Algún tiempo después su guitarrista decidió que no podía canalizar su ego salmonesco por medio de pinceladas y lanzó Yours to Keep, disco que -aparte de ser casi perfecto y haber musicalizado la autopista Buenos Aires/La Plata un verano entero- tiene el nombre más dulce de todos los discos, el sencillo “Para que te lo quedes vos” (versión libre de lo que me hubiese gustado escuchar de él en un bar de NY, pasada de mc onion y con un vestido de Diane von Furstenberg, mientras recibía de sus manos el preciado cd).

Ahora, ya atravesado el largo período de abstinencia hammonesca al que estaba sujeta, vivo presa de ¿Cómo te llama?. La melodía orientalesca de Spooky Couch, del “ya te extraño” de In my Room, de envidiar como una loca a Lisa y de esas guitarritas que ya se sabe garpan, y mucho…

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